Conclusión
General
Los evangelios están
escritos bajo la luz de la experiencia de la fe en el Resucitado. Cada
evangelista, desde sus características personales, ha escrito sobre la vida de
Jesucristo, recogiendo lo que la comunidad recordaba de la vida y hechos de
Jesús. Les unía el mismo hecho: la experiencia del Resucitado.
Muchos autores, sobre todo en una época
del siglo XX, se habían dedicado a realizar una biografía de Jesús. Después de
muchos estudios, sobre todo, desde los evangelios, llegaron a la conclusión que
no había datos en los mismos evangelios para hacer una biografía de Jesús. Y
que los evangelios no eran una biografía de Jesús, sino una experiencia del
Cristo.
Ese hallazgo no era nada nuevo.
Pues, de hecho, bajo esa única es que
se pueden leer los evangelios: desde la experiencia de la fe, y con la fe en el
Cristo, el Jesús-Cristo.
Hemos hecho ese recorrido en todo este
libro. Hemos indagado. Hemos tenido la dedicación y el tiempo para analizar
algunos textos y hemos hecho nuestros propios descubrimientos.
La metodología, no ha sido ninguna
novedad, simplemente un recurso. Y nos ha dado maravillosos resultados.
Nunca se ha dudado de la fe en el
Resucitado. Todo lo contrario. Esa fe y ese afán de conocer más nos ha llevado
a leer los textos de los evangelios para enamorarnos más del Resucitado.
Siempre sometidos al criterio de interpretación del Magisterio. Ese ha sido
nuestro norte.
Esta experiencia es única y muy válida.
Al punto que se podría decir con cierto
orgullo que “nadie nos va a quitar lo bailado”.
Termino como debe terminar todo teólogo
con la profesión de fe. Porque es bajo la luz del Magisterio, y bajo su cobijo,
que está en la obligación de considerar sus aportes.
Creo en Dios, Padre.
Creador de todo.
Dios de Dios. Luz de luz.
Creo en Jesucristo, su único Hijo.
Concebido de María, siempre Virgen. Concebida sin mancha.
Creo que su Hijo nació, vivió, predicó y murió en los tiempos de Poncio
Pilato.
Creo que resucitó de entre los muertos.
Creo en su muerte como el cumplimiento
del plan de la Salvación
de los hombres, proyectado por el Padre,
para toda la humanidad.
Creo en la
Institución de la Eucaristía , fuente de vida.
Creo en la Iglesia ,
fundada y querida por Cristo
para la salvación del género
humano.
Creo en la Iglesia ,
guiada y asistida por el Espíritu Santo.
Creo en el Magisterio de la
Iglesia.
Creo en la resurrección y en la vida futura.
Amén.
Nota final:
¡Ha
valido la pena!
¡Gloria
a Dios!
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